diumenge, 22 de febrer del 2009

COMENTARI DE JAVIER CODESAL SOBRE "ORDET"



ORDET es una de las películas que más me gustan. Es cierto que la lista es larga, pero esa obra de Dreyer siempre está entre las primeras que nombro. ¿Por qué esa vuelta, repetida tantas veces, a unas imágenes que hoy por hoy no parecen muy actuales? Cabría hablar aquí de seducción. Pero, ¿qué seduce o quién en la aquella granja mortal? De la muerte se trata o no habría resurrección. ¿En qué lado de la muerte opera este film? Lo mortífero de tantas de sus imágenes, que gravita con peso insoportable en las paredes, los relojes, los movimientos o el rostro de las personas, decide abrirse finalmente hacia otra luz mucho más ligera. Ese es el milagro. Propiamente, se trata de ponerse a un lado u otro de la muerte, cruzando una línea. A un lado u otro de las palabras. Porque ORDET, LA PALABRA, trata de la función de las palabras. Tenemos la palabra muerta y productora de muerte, usada por los académicos o los guardianes de la ortodoxia. Tenemos también la palabra incomprensible de Johannes, el hijo loco que sólo se entiende con los niños. Por alguna razón, esa palabra tendida entre locura e infancia, es la única con poder para vencer la muerte. Y luego está la verdadera palabra de esto que llamamos película, la que pronuncia Dreyer con medios exclusivamente cinematográficos, que es la que debemos escuchar atentamente si queremos saber por qué Inger resucita tan ciertamente. Es cosa de ver.

Javier Codesal